Tejiendo desde los saberes de las abuelas

Mujeres Indígenas de Abda Yala comparten historias sagradas sobre la conexión con la Madre Tierra que heredaron de sus ancestras

Mujeres de los pueblos originarios de Abda Yala se unen en la COP 26 para honrar las historias sagradas de sus abuelas. Las abuelas indígenas han sido las transmisoras de los conocimientos milenarios y ejemplos vivos de fortaleza, resiliencia y espiritualidad que han inspirado a las nuevas generaciones de mujeres líderes indígenas, quienes hoy siguen la lucha por la preservación de sus pueblos y bosques. 

La palabra “Abuelas”, para los pueblos indígenas que ellas representan, es un nombre que incluye no solo a las madres de sus madres y padres, sino también a todas las otras mujeres ancianas, tías y sanadoras de la comunidad que acompañaron sus procesos de crianza. 

Es desde esta profunda sabiduría ancestral, las mujeres indígenas de Abda Yala, hicieron un llamado al mundo: Proponemos que debemos seguir aprendiendo de la voz espiritual de la Madre Tierra, transmitida directamente desde nuestras abuelas, pues esa voz cuenta nuestras buenas prácticas para habitar en armonía con la naturaleza. El resto del mundo, en busca soluciones para la crisis climática, también debe aprender a escuchar a la Madre Tierra. Aseguró Jocabed Solano, mujer indígena Guna de Panamá, presidenta de Memoria Indígena, quien estuvo a cargo de la moderación del evento. 

Desde lo que parte del alma, lo mejor que me ha dejado mi abuela es su amor, la ternura con que trataba todo lo que hacía, todo lo que tejía, todos sus caminos en los cultivos, la manera delicada que tenía para comunicarse con ellos, cada vez que se acercaban los vientos y las nubes, ella podía delicadamente emitir dos soplidos y pedirles que se retiraran. He tenido y he atesorado de ella su fortaleza, con cinco niños que cuidar sin una pareja, ella siempre era una mujer que cantaba, que sonreía, que hacía la metáfora de la vida en su propio caminar, era una mujer fuerte, fiel a la lengua, nos arrullaba entre la suavidad, el susurro de nuestra lengua, gracias a ella y la transmisión de la lengua a mi madre, mi madre también aprendió lealtad a su mundo, a sus raíces, a sus orígenes, esa lengua que reproduce nuestros anhelos, que nos une en tiempos inmemoriales y que a la vez nos traslada al tiempo de hoy para permitirnos contar nuestras historias. Ese es el canto que he recibido, ese es mi legado.

Juana Condori, indígena Aimara

Este evento contó con la participación de Lola Cabnal, mujer indígena Maya Xinka de Guatemala, representante de la Red de Mujeres Indígenas y Biodiversidad de Latinoamérica y el Caribe, Tarcila Rivera mujer indígena Quechua de Perú, miembro del Foro Permanente de ONU para asuntos indígenas y fundadora de CHIRAPAQ, Taili Terena de Brasil, Juana Condori, quien participó via zoom desde su comunidad Aimara; así como Sara Omi, líder Emberá y presidenta de la Coordinadora de Mujeres Líderes Territoriales y Heylin Sánchez, indígena Bribri de la Asociación de Mujeres Kábata Könana, quienes compartieron sus historias mediante video mensajes. 

Sus historias tenían mucho en común: sus abuelas resistieron con la frente en alto ante épocas muy duras, tanto por los procesos de colonización que sobrevivieron sus pueblos (masacres,  la prohibición de sus lenguas maternas y vestuarios tradicionales, la persecución a los y las curanderas o chamanes que practicaban sanaciones con plantas medicinales, la migración por las invasiones a sus territorios y la normalización de las múltiples formas de violencias contra los cuerpos de las mujeres que ocurren en todas las culturas). Muchas de ellas fueron madres solteras teniendo que ocupar espacios monopolizados por hombres o trabajaron mano a mano con sus compañeros de vida en las siembras y en los espacios de toma de decisión en la comunidad.

Para que sus nietas tuvieran otras oportunidades, sus abuelas les transmitieron sus historias, a veces narradas de forma oral, pero sobre todo entre líneas, con el ejemplo cotidiano: sembrando, cantando, danzando, tejiendo, sanando con medicinas tradicionales; enseñándoles cada día a ser mujeres fuertes, capaces de defenderse por sí mismas y a la vez tradicionales en su espiritualidad, conectando desde la ternura, el respeto y el amor con la poesía de sus lenguas y la vida en estrecha relación con la Madre Tierra; capaces de luchar para preservar los conocimientos tradicionales que están vivos en sus memorias.

El evento fue este Jueves 4 de Noviembre a las 17.35 horas en Glasgow, Reino Unido, en el Pabellón Indígena y puede escucharse completo en este link, a partir de las dos horas con cuarenta minutos: www.iipfccpavilion.org/livestream 

Soy de una zona de la montaña Andina, estamos a más de 3200mts sobre el nivel del mar y dependemos de la lluvia y las estaciones de año para tener agua, para tener los productos alimenticios y nos llamamos culturas agrocéntricas, que están en relación estrecha con la tierra y los ciclos del año. Éramos niños y las niñas los que teníamos que hablar con los seres. En las épocas de sequía, las abuelas nos enviaban a los niños y niñas de la comunidad a una zona alta de noche y ahí cantábamos mirando el cielo y las estrellas, pidiéndoles que nos mandaran la lluvia. Cantábamos poemas como: “Madre lluvia, madre cielo, mandanos la lluvia porque tus hijos tienen sed, porque los animalitos tienen sed y las semillas esperan debajo de los surcos para poder germinar”. Y nosotros los niños y las niñas creíamos que nuestras voces eran escuchadas porque al día siguiente llegaba la lluvia. Respetar la madre tierra, agradecer por lo que nos da y retribuirle con nuestro cuidado, es eso lo que hemos heredado y hemos practicado desde niñas. Padre y madre mandanos la lluvia, ese era nuestro rezo.

Tarcila Rivera
Mujer indígena Quechua de Perú, miembro del Foro Permanente de ONU para asuntos indígenas y fundadora de CHIRAPAQ
Mensaje de Sara Omi, líder Emberá y Presidenta de la CMLT, sobre la fuerza que heredó de sus abuelas.
Heylin Sánchez, indígena Bribri de Costa Rica, en represenatación de la Asociación de Mujeres Kábata Könana, nos habla sobre la herencia de la economía solidaria.
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